El transporte marítimo en contenedores es la base del transporte y la entrega de productos manufacturados en todo el mundo, incluidos insumos, piezas, componentes y bienes de consumo. A raíz de la pandemia del Covid-19 y sus consecuencias, el coste del transporte de contenedores ha alcanzado máximos históricos, afirma Jan Hoffmann, jefe de Logística Comercial, UNCTAD, quien agrega que el costo de envío de un contenedor estándar de 20 pies desde Shanghái a Brasil, por ejemplo, es hoy casi cinco veces superior a la media de los últimos 12 años.
El aumento de los fletes y los recargos en el transporte marítimo de contenedores se está produciendo al mismo tiempo que la reducción de la fiabilidad del servicio, una medida de Desempeño clave para los expedidores y los gestores de la cadena de suministro.
Según plantea, un conjunto de factores inducidos por la pandemia de Covid-19 se han combinado para causar la tensión en la cadena de suministro marítimo del transporte marítimo de línea.
Al desglosar, indica que el primero de ellos es el inesperado y rápido repunte, sin precedentes, del comercio en contenedores, propiciado por una pronta y rápida recuperación de China. Se suman las masivas medidas de apoyo a las políticas en Estados Unidos y Europa, que respaldaron los ingresos y el gasto de los hogares, el crecimiento del e-commerce y el aumento de las necesidades de compra de productos farmacéuticos y de oficina en casa.
En segundo lugar, el tiempo de entrega de los contenedores, remolques y buques en los puertos y enlaces de transporte intermodal es más lento de lo normal, ya que los puertos, los proveedores de transporte y los expedidores tienen que cumplir la normativa sanitaria y el distanciamiento social.
En tercer lugar, la capacidad de oferta no está creciendo lo suficientemente rápido como para ponerse al día con la demanda y la capacidad de los puertos para ajustarse es más limitada que la de las navieras.
De acuerdo con Hoffmann, estos factores han agravado la congestión en los principales puertos y nodos de transporte marítimo, aumentando los retrasos, reduciendo la visibilidad de los envíos, aumentando las tarifas y los recargos, provocando blank sailings, incrementando los costos generales de transporte y amplificando las fricciones comerciales.
Entre lo anterior, el analista de la UNCTAD destaca como positivo la alta rentabilidad de los operadores del transporte marítimo de línea.
Los elevados fletes repercuten directamente en el precio de importación, impactando también el precio final en la tienda. Para hacerse una idea del orden de magnitud de este punto se puede señalar que el nivel actual de los costos de flete equivale a valores que oscilan entre el 0,35% del valor de venta al público en el caso de la ropa de alto valor y el 63,55% en el caso de los muebles de bajo valor y gran volumen.
¿Cuánto tiempo tardarán los fletes en volver a las medias anteriores? Ante esta interrogante Hoffmann indica que hay varias tendencias a medio y largo plazo que sugieren que los fletes se mantendrán probablemente por encima de la media anterior al Covid-19 durante varios años.
Durante más de una década, las líneas navieras se enfrentaron a tarifas de flete muy bajas. Para sobrevivir y reducir los costos unitarios, invirtieron en buques cada vez más grandes (economías de escala) y más nuevos (más eficientes en cuanto a combustible).
Sin embargo, los buques más antiguos no se desguazaron y el exceso de capacidad se mantuvo, con lo que las tarifas de flete siguieron siendo bajas. Esta situación ha cambiado ahora a un mercado sin exceso de capacidad, y aunque el portafolio de órdenes de nuevos buques vuelve a crecer, se necesita tiempo para construirlos.
La UNCTAD ha evaluado ampliamente los determinantes de los costos del transporte marítimo internacional y ha mostrado que las economías pequeñas y vulnerables también se enfrentan a costos de transporte internacional más elevados. Por ejemplo, un típico pequeño estado insular en desarrollo paga de media el doble por el transporte de sus importaciones que un típico país desarrollado.
La pandemia cogió por sorpresa a líneas navieras, puertos y expedidores, y la consiguiente escasez de contenedores vacíos observada desde finales de 2020 no tiene precedentes. No había planes de contingencia para prever la falta de disponibilidad o para mitigar sus impactos negativos.
«Dadas las tendencias actuales, es probable que pasen varios meses antes de que esta perturbación pueda ser absorbida por toda la cadena de suministro marítimo y antes de que el sistema vuelva a funcionar con normalidad», afirma Hoffmann, quien señala que mientras tanto, hay tres consideraciones clave para los responsables políticos, para ayudar a reducir la probabilidad de que se produzcan situaciones similares en el futuro:
1.-La facilitación del comercio y la digitalización para lograr cadenas de suministro resilientes. La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de las cadenas de suministro resistentes. Los funcionarios de aduanas, los trabajadores portuarios y los operadores de transporte han reconocido la necesidad de reducir el contacto físico y, al mismo tiempo, mantener los buques en movimiento, los puertos abiertos y el comercio transfronterizo fluido.
2.-Seguimiento y localización. El seguimiento de las recaladas portuarias y de los cronogramas de las líneas navieras, junto con la mejora del seguimiento y la optimización de las recaladas, son algunas de las cuestiones que abarca el creciente campo de la informática marítima.
3.-Competencia en el transporte marítimo. Los transportistas han obtenido altas tarifas de rentabilidad durante la pandemia. Por otra parte, los expedidores han subrayado que no tienen acceso a contenedores vacíos para las exportaciones y se enfrentan a blank sailings, así como a elevadas tarifas de flete, y las autoridades reguladoras de la competencia están investigando comportamientos potencialmente abusivos. Jan Hoffmann destaca que es importante garantizar que las autoridades nacionales de la competencia puedan controlar las tarifas de flete y el comportamiento del mercado y asegurarse de que están preparadas para proporcionar la supervisión reguladora necesaria.
En conclusión, apunta Hoffmann, «es fundamental garantizar una colaboración reforzada y mejorada en toda la cadena de suministro marítimo, con todos los actores trabajando juntos para mejorar la eficiencia, la transparencia y la fiabilidad, manteniendo al mismo tiempo un entorno operativo rentable para líneas navieras, puertos y proveedores de transporte terrestre.
FUENTE: https://www.mundomaritimo.cl